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Supervivencia en la selva

un reto del equipo de serranía aventura

El reto

Borja y yo llevamos tiempo ya formándonos en la supervivencia y el bushcraft. Cuando nos planteamos tomarnos unas vacaciones tras la temporada de verano, fue cobrando forma la idea de hacer una travesía de supervivencia.
¿Por qué Navarra? Tenía que ser un lugar que ninguno de nosotros conociera, pero tuviéramos ganas de conocer. Y el hecho de llamarse "selva" nos hizo gracia, por poder llamarlo "supervivencia en la selva".

Las normas

El objetivo era demostrarnos a nosotros mismos de lo que somos capaces en una situación de supervivencia lo más realista posible. Por eso, no podíamos llevar agua, comida, tienda de campaña... Sí estaban permitidos elementos básicos de supervivencia y bushcraft, como cuchillo, hacha, ferrocerio, cazo de metal, filtro para el agua, tarp, hamaca...

El equipo

La verdad es que a casi todos los que se la planteamos, les gustó la idea. Finalmente el equipo quedó formado por Alejandro, Jorge, Aitor, Borja y yo.

Alejandro
El médico con el que hacemos los cursos internos de Serranía Aventura de primeros auxilios. Además de atención primaria, trabaja respondiendo a emergencias en una ambulancia.
Punto fuerte: dominio de las drogas.
Punto débil: arrastra problemas en las rodillas desde que subimos el Aneto la semana pasada.

Jorge
Trabaja como desarrollador en una asesoría, pero es toda una caja de sorpresas, imposible de describir en unas líneas.
Punto fuerte: se ha tomado muy en serio la preparación de esta actividad.
Punto ¿débil?: es el más veterano del grupo.

Aitor
El benjamín. Trabaja puntualmente con Serranía Aventura como monitor mientras se va formando en esta profesión. Muy polifacético: mago, fakir, hipnotista...
Punto fuerte: sabe mucho sobre bichos y tiene mucha ilusión.
Punto débil: la falta de experiencia.

Borja
Pura energía y motivación. Sigue aprendiendo día a día para ser cada vez mejor montañero y mejor guía.
Punto fuerte: fuerte y trabajador.
Punto débil: consume mucha energía.

Jonathan
Llevo años formándome en supervivencia y bushcraft pero no había tenido hasta ahora la oportunidad de probar mis conocimientos de una forma tan real.
Punto fuerte: experiencia y formación.
Punto débil: arrastro un resfriado desde la subida al Aneto de la semana pasada. Friolero.

Preparativos

Al tratarse solo de una simulación de una situación de supervivencia, había muchas cosas que planear: permisos de pernocta, dónde dejar el coche, permisos de recolección de setas... Las previsiones meteorológicas eran clave a la hora de decidir cómo y dónde íbamos a dormir o qué material llevar.

Día 1: agua

Hay un dicho en supervivencia, la regla del 3: se puede sobrevivir 3 minutos sin aire, 3 días sin beber y 3 semanas sin comer. Por eso, nuestra primera prioridad era encontrar agua. En nuestras mentes, el Pirineo navarro era un lugar húmedo, repleto de riachuelos, arroyos y fuentes. Pero, tras un verano de sequía, no tardamos en darnos cuenta de que no era así. Mucho nos tocó andar para llegar al embalse, único sitio donde encontramos agua. Llegamos allí de noche cerrada y eso provocó lo que resultó ser nuestro primer error: pernoctar tan cerca del embalse significaba mucha humedad. Además, nos encontramos el puente derruido, por lo que tuvimos que pernoctar en la ladera oeste, por lo que el sol no entró hasta varias horas después del amanecer.

Durante este dia nos dedicamos a la búsqueda de recursos. Encontramos alguna seta, lombrices para intentar pescar, "papel higiénico" vegetal y alguna yesca. También tuvimos que hacer un "rescate" a Jorge con la cuerda. Fuimos dándonos cuenta de que las setas, frutas y semillas escaseaban., y encontrar comida no iba a ser fácil. También vimos lo difícil que es encender fuego con esa humedad. Eso sí, disfrutamos del maravilloso sabor de una macrolepiota a la brasa, de un espectacular atardecer y de una noche estrellada.

Día 2: frío y escasez

Después de pasar una larguísima noche (sobre todo para mí, que estuve con fiebre) en la que todos pasamos mucho frío a pesar de los tarps y hamacas, nuestra prioridad hoy era encontrar un lugar cálido para pasar la próxima noche.

Antes de irnos, hicimos un infructuoso intento de pescar, hasta que dedujimos que las abundantes burbujas que se veían en el embalse, corresponden a la fermentación de las hojas secas, y no a abundancia de peces. Como las prisas no son buenas, Aitor acabó hundido en el fango hasta la cintura, y tuvo que pasar el resto del día en ropa interior.

A pesar de nuestro interés, seguimos sin encontrar comida, y nuestra única ingesta fueron infusiones de hierbabuena con escaramujo. Tras una larga caminata donde ponemos a prueba nuestras dotes para la orientación, nos mantenemos ocupados acomodando el refugio, "construyendo" herramientas con madera de haya y avellano para mejorar nuestra comodidad, e incluso nos da para hacer un "concurso de lanzamiento de hachas". Probamos varias formas de encender fuego, como el fuego Dakota, que no hace humo, para no llamar la atención. Alejandro decide comer algo de lo que llevaba para emergencias, aquí todo es voluntario.

Esta noche dormimos en suelo, con aislantes hechos de helechos que funcionan fenomenal, y conseguimos dormir mucho más. Sorprendentemente, no tenemos hambre, aunque sí que vamos notando cierta debilidad.

Día 3: debilidad

Hoy es el último día, y la misión es encontrar el camino de vuelta al coche por un recorrido distinto a por donde vinimos (quién sabe si así encontraremos algo de comer). Nos notamos tremendamente débiles, sobre todo los que más activos estuvieron ayer, y necesitamos parar a descansar cada pocos pasos. Encontramos muy pocas moras comestibles.

Según vamos avanzando nos encontramos de nuevo en la "civilización" y nos cruzamos con gente que nos pregunta por rutas que no conocemos (ya que no las hemos seguido, íbamos casi todo el tiempo campo a través) y se extrañaban por ello. Resulta curioso que todos estamos de acuerdo en que nos sentimos como si lleváramos una semana o más allí.

Reflexionando, a pesar de que todo nos haya sido especialmente difícil, hemos cumplido con una de las cosas más importantes en supervivencia: mantener el compañerismo, el optimismo y el buen humor. Hemos aprendido muchísimo de las técnicas de supervivencia pero sobre todo de nosotros mismos, y hemos vivido una aventura que se quedará en nuestro recuerdo durante mucho tiempo.

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